Clonmore
El nombre de Clonmore deriva de Cluain Mór Meadhoc, “la gran pradera de Mogue”, que recuerda qué santo fundó este monasterio en el siglo VI. Pese a que Clonmore sufrió invasiones y rebeliones desde ese momento y hace mucho que el monasterio ya no existe, la acogedora tranquilidad de sus primeros días sigue presente.
Aprendizaje, liderazgo y lepra
Clonmore está en el punto donde San Mogue fundó el monasterio en torno al año 560. Cuando su sucesor San Finan dirigía la comunidad, se dice que estudiaban allí 5.000 monjes. Según la leyenda, Finan tuvo una visión donde se le decía que una mujer enferma de lepra se curaría si él se ofrecía voluntario para infectarse con la enfermedad. Él aceptó enseguida y, desde ese momento, se le conoció como “Finan el Leproso”.
La música que ganó un corazón y perdió un castillo
A mediados de la década de 1650, Hewson y Reynolds, generales de Cromwell, asediaron el Castillo de Clonmore. Al ser accesible solo mediante un puente levadizo que salvaba un foso, no parecía haber forma de llegar hasta él. Sin embargo, según una leyenda local, una joven del castillo se quedó fascinada con la música del arpa de uno de los soldados que lo sitiaban. No se sabe cómo, consiguieron ponerse en contacto y ella se ofreció a dejarle entrar al castillo. Al bajar el puente, como era esperable, sus compañeros se colaron también a toda prisa y redujeron el Castillo de Clonmore a ruinas.
Dos siglos de devoción
Durante los tres años que pasó en Clonmore, el Padre Andrew Mullen (1790-1818) fue reconocido por sus notables poderes curativos. Cinco semanas después de su entierro en Clonmore, un grupo de su Daingean natal eliminó su aparentemente incorrupto cuerpo y lo volvió a sepultar en su localidad de origen, a unos 90 km.
La roca bullaun
Desde el Neolítico, las rocas bullaun tienen una hendidura donde se acumula el agua de la lluvia. Aunque puede que se hayan utilizado como morteros, la roca de Clonmore es poco habitual por contar con tres hendiduras separadas. En la actualidad todavía se ve esta rocas junto a la carretera donde se había desplazado (con un esfuerzo nada desdeñable) desde su ubicación original en el centro de un campo a unos cientos de metros.
1798: rebelión y venganza
Como en muchos otros lugares de Irlanda, Clonmore había quedado marcado por los acontecimientos de 1798. En concreto, la masacre a manos del Capitán Abraham Nickson (1773-1861) tras el asesinato de su padre se recordó con amargura durante generaciones. Las acciones de Nickson fueron tan extremas que lo detuvieron en el Castillo de Dublín al invierno siguiente. Aunque acabaron por liberarlo, fue una situación muy inusual para un comandante lealista. Entre otras barbaridades, se dice que Nickson mató a tiros a su propio profesor de violín cuando este le suplicaba por otros prisioneros.
Palabras y música
Las baladas de PJ McCall (1861 – 1919), como Boolavogue y Follow Me Up to Carlow, se siguen tocando con frecuencia, más de un siglo después de que las compusiesen. McCall era hijo del historiador y escritor John McCall (1822 – 1902), que abandonó Clonmore a los 17 años y acabó comprándose un bar en Dublín. Al igual que muchas otras publicaciones, McCall padre publicó la obra The Antiquities and History of Cluain Mór-Maedhoc, now Clonmore, in the Co. of Carlow, sobre las antigüedades y la historia de la localidad, en 1862.