Grange
Pese a su humilde naturaleza en la actualidad, Grange ha presenciado tratados de paz, masacres, amargas luchas familiares y muchos otros episodios a lo largo de los siglos. Además, debe su existencia al hombre cuyo deseo de reclamar poder modificó la historia de Irlanda para siempre: Dermot MacMurrough, depuesto Rey de Leinster.
Un conflicto que perduró siglos
A mediados del siglo XII, el Rey de Leinster, Dermot MacMurrough, entregó 36.000 acres de Carlow a los cistercienses cuyas granjas periféricas se llamaban granges, del latín grangia, que significaba “granja”. Más tarde, los anglonormandos que llegaron a petición de MacMurrough contaron con la escolta de los Hermanos Hospitalarios. Estos monjes armados fundaron un monasterio en Killerig que sobrevivió hasta que lo cerró Enrique VIII en la década de 1530. Sin embargo, los nativos irlandeses ya lo habían intentado. En 1331, un terrible ataque contra la iglesia de Friarstown, a un kilómetro al norte de aquí, acabó con un sacerdote y 80 feligreses quemados vivos.
La hija del duque
En 1830 los católicos ya tenían voto y acceso al nuevo sistema educativo nacional. En Irlanda, la escuela de Grange fue la primera escuela que recibió financiación para abonar los salarios de los profesores. El Primer Ministro, el Duque de Wellington, había apoyado estos cambios; y contaba con un buen motivo para hacerlo: su hija ilegítima, Jane, vivía en Tullow; nació cuando el Duque tenía solo 18 años y falleció en 1867. Está enterrada en el cementerio de Grange.
La fortuna perdida de Duckett’s Grove
La magnífica casa cerca de Duckett’s Grove ardió en 1933. Sin embargo, una lucha previa entre la propietaria Georgina Duckett y su hija Olive supuso que a Olive solo le quedase un chelín de una propiedad que, a los precios actuales, vale millones. Esta situación desembocó en un pleito muy célebre.