La muerte del obispo Doran
UN ASESINATO Y SU DESPIADADO CASTIGO
En el siglo XVI, el poder de la iglesia era tal que los prelados podían enriquecerse a expensas de sus feligreses. Algunos lo hicieron sin el menor reparo, pero ese no fue el caso de Maurice Doran, que fue ordenado obispo de Leighlin el 15 de marzo de 1524.
Doran era un formidable predicador famoso por sus inquebrantables principios. Nada más ser nombrado, se le alentó a exprimir financieramente a sus clérigos. Él se negó diciendo que a las ovejas “…se las puede esquilar, pero no despellejar”.
Lamentablemente, un clérigo local no se mostró agradecido. El arcediano Maurice Kavanagh fue reprobado por Doran por insolencia y otras faltas. Este, en respuesta, tendió una emboscada al obispo y lo asesinó en noviembre de 1525.
La respuesta oficial fue despiadada. Kavanagh fue arrestado enseguida y ahorcado en el mismo lugar donde asesinó a su obispo. Pero parece que ese castigo no era suficiente, así que tras destriparlo, se procedió a quemar sus entrañas delante de él. Los restos mortales del obispo Doran descansan frente al altar mayor.